CIMAS

CIMA Nº 30: Gaizinkalns (Letonia)

LETONIA

Gaizinkalns

09/11/2025

ALTITUD

312m

ANNA CAPDEVILA Y ANDREU LÓPEZ

NIVEL DIFICULTAD

BAJO

CRÓNICA

Es viernes y suenan tambores de aeropuerto y de escapada. El avión sale a las 14:00 de la terminal 2 del aeropuerto de El Prat así que tengo un par de horas libres antes de dirigirme hacia allí. En poco más de un mes y medio partiré rumbo a Latinoamérica para intentar el ascenso al Aconcagua argentino, así como al Ojos del Salado chileno y he hecho una horita de bicicleta estática que junto a la máquina de hipoxia me permite simular altura de hasta 6.500 metros y contribuirá a facilitarme la aclimatación. Pero ahora no toca hablar de Argentina ni de Chile, es el turno de Letonia que ha sido el destino escogido junto a la “rookie” (en el proyecto) Anna Capdevila.

Con Anna Capdevila nos conocimos en una excursión a la montaña y desde entonces se ha convertido en una persona de mi círculo más sagrado y cercano así que juntos caminamos en esta vida. Lleva unos últimos meses a nivel personal gestionando una situación muy complicada y me hizo muy feliz cuando el pasado agosto me puso de manifiesto que quería hacer un Top Summits. Y como soy una persona altamente receptiva y empática cuando de viajes trata la cosa, pues aquí estamos… esperando el vuelo de Air Baltic de 3 horas y 40 minutos que pondrá rumbo a Riga, la capital de Letonia.

Letonia se encuentra ubicada en la Región Báltica y limita al norte con Estonia, al sur con Lituania y Bielorrusia y al este con Rusia, además de compartir frontera marítima con Suecia. País independiente desde 1991, coincidiendo con un movimiento democrático en los países bálticos y la posterior disolución de la URSS (poniendo fin a 45 años de república socialista). La población letona totaliza aproximadamente 1,9 millones de personas y tiene por capital Riga que concentra a poco más de 600.000 habitantes.

 

Aunque entre Barcelona y Riga el avión de Air Baltic debe salvar una distancia de más de 2.500 kilómetros, el tiempo pasa volando (nunca mejor dicho). Anna es alguien que cuida mucho a las personas y comunidades que le rodean y hace mejores los momentos de todos, incluido el vuelo de Barcelona – Riga, llevando una revista de crucigramas y golosinas por los momentos en que nos bloqueamos y no encontramos la solución.

El aeropuerto de Riga no es muy grande y no nos cuesta excesivamente encontrar las oficinas de Europcar, la compañía proveedora de servicios de alquiler de coches del proyecto podría afirmarse. La persona que conducirá el vehículo es Anna. A mí no me gusta conducir y a ella sí, así que la alianza viajera comienza con entendimiento y haciendo un equipo bien complementado.

El Hotel Wellton Riverside SPA Hotel presenta una ubicación privilegiada junto al río Daugava que después de recorrer 1.020 kilómetros desemboca en el golfo de Riga, poco más de 15 kilómetros después de atravesar el centro urbano de la ciudad de Riga. Asimismo, nos encontramos instalados junto al centro histórico de Riga, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Dejamos el equipaje en la habitación y sin demora ponemos rumbo al centro histórico de Riga a conocer la gastronomía local. No tenemos mala nariz ni intuición por la buena cocina y es que escogemos un restaurante con una decoración muy cuidada, un personal muy amable y una cocina muy bien elaborada.

En la gastronomía local le toma el relieve un breve paseo por la ciudad que nos conduce hasta la planta 26 del hotel Radisson donde desde el Skyline Bar disfrutamos de una de las mejores vistas posibles de la ciudad. Mi elección es un cocktail de ron, kiwi, sandía y melón que resulta ser una apuesta arriesgada que me sale muy bien.

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No alargamos demasiado puesto que en esta escapada báltica “express” iremos al compás de las pocas horas de luz “solar”, solar entre comillas ya que no lo veremos en todo el viaje. El sol sale en Letonia, en esta época del año que viajamos, a las 7:30 de la mañana y se pone a las 16:30 puesto que nos encontramos en una latitud bastante septentrional. Así que la primera hora de los dos anteriores, nos marcará la hora de empezar a estar operativos y la segunda actuará de franja límite en nuestra visita urbana. En resumen, que nos vamos a dormir impacientes y expectantes para descubrir esta hermosa ciudad con la que con tan buen pie hemos empezado.

A las 7:30 nos despierta la luz que penetra por las cortinas de la habitación y es que queda confirmado que a la persiana le quedan muchos territorios por conquistar. Anna ha preparado el viaje con mucho cuidado y tenemos una “hoja de ruta” con los principales puntos de interés de la ciudad. Empezamos desafiando las gélidas temperaturas bálticas y poniendo rumbo al Mercado Central de Riga que con sus más de 72.000 m2 de superficie y más de 3.000 “stands” comerciales es el mayor mercado cubierto de Europa. Y entre 72.000 m2 somos lo suficientemente hábiles para encontrar comida y desayuno ya que no lo hemos hecho en el hotel.

La proximidad con el mar Báltico hace que en todo momento llegue una brisa que deriva en que la sensación térmica sea muy baja. Sin embargo, en esta vida hay que ser positivo y las bajas temperaturas de noviembre báltico hace que haya pocos turistas por la calle y, por tanto, se pueda visitar la ciudad fríamente a la vez que tranquilamente.

Saliendo del mercado que presenta una arquitectura ruda, austera… muy soviética ella, seguimos el curso del río Daugava a la vez que cruzamos el puente principal y dejamos a nuestras espaldas el centro histórico. Frente a nuestros ojos se presenta el espectacular y moderno edificio de la Biblioteca Nacional de Riga que contiene más de 4 millones de libros y desde el que, con permiso de la niebla, se tienen vistas panorámicas del centro histórico de Riga.

Seguimos avanzando hasta llegar a la noria de Riga, una imponente y mayúscula instalación donde exactamente se encuentran ubicados un total de 0 turistas y es que la niebla y la noria no van de la mano. Nos quedamos sin noria, pero nos topamos con una sorpresa y ante nuestros ojos aparece un edificio rosa con cúpulas de un color azul llamativo y que no es otra que la Iglesia Ortodoxa de la Trinidad. Después de visitar tantos países, puedo constatar que el estilo de las iglesias ortodoxas me gusta.

Volvemos a deshacer camino y cruzamos de nuevo el puente con la intención de acceder al castillo de Riga si bien no voy suficientemente armado por esta empresa ni mi presencia resulta lo suficientemente intimidante como para que el vigilante ceda y me facilite el acceso (hablando en un lenguaje más serio, el castillo de Riga no se puede visitar). No es problema puesto que el centro histórico de Riga es un espectáculo constante de bellezas por la vista. En poco rato transcurren ante nuestros ojos los siguientes puntos muy recomendables en vuestro paso por Riga:

  • La Casa de los 3 hermanos: ubicadas en los números 17, 19 y 21 se dice que fueron construidas por personas que pertenecían a la misma familia en diferentes épocas.
  • La Catedral de Riga: construida como iglesia católica a principios del siglo XII para posteriormente pasar a ser luterana, volver a ser católica y cómo no volver a ser luterana. Tras terminar el partido con resultado de 2 a 2, en la prórroga, el catolicismo se lleva la victoria por un ajustado 3 a 2 y el bonito edificio, actualmente funciona como iglesia católica.
  • Catedral Ortodoxa Natividad de Cristo: seguramente la iglesia más impresionante que podemos ver en Riga, una imponente catedral blanca y dorada.
  • Monumento de la Libertad: es un monumento histórico construido en honor a los soldados que murieron en la guerra de la Independencia de Letonia entre 1918 y 1920.

Hace ya demasiado rato que estamos deambulando por las calles letonas y ya es hora de un poco de “interiorismo”. Anna pone el ojo en un edificio minúsculo de fachada azul que resulta ser un nuevo acierto gastronómico. El local con una luz tenue y una atmósfera tranquila al ritmo del hilo musical de fondo, es perfecto para disfrutar de la gastronomía local muy bien asesorados por un amable y atento camarero local.

Salimos del restaurante sobre las 16:30 en cuanto nos quedan poco más de un par de horas de luz que visto lo que hemos visto, vale mucho la pena que aprovechemos. Todavía nos quedan puntos turísticos por visitar y en estas últimas horas de luz diurna descubriremos los siguientes puntos de interés:

  • Casa de los gatos: una casa curiosa con un gato en el tejado y con una leyenda detrás que real o ficticia, con el paso del tiempo se ha convertido en un icono de la ciudad.
  • Puerta sueca: construida a finales del siglo XVII y también con una curiosa historia detrás.
  • Escultura de los “Músicos de Bremen” que es un regalo de la ciudad de Bremen a Riga del año 1990 para celebrar los lazos de hermandad entre ciudades.
  • Casa de los Cabezas Negras: seguramente el lugar más importante que ver en Riga, fue construida a principios del siglo XIV como sede de una orden de mercaderes solteros llamados Cabezas Negras.

Y creo que es de justicia que después de una jornada tan completa de turismo nos hayamos ganado un merecido paso por el SPA del hotel. Un poco de sauna, jacuzzi… no nos irán mal para rehacernos después de haber “sobrevivido” a una larga jornada de inmersión en el clima báltico.

 

El paso por el SPA ha sido una sabia decisión. ¿Lo será también la apuesta por un restaurante de Uzbekistán en pleno corazón de Riga? Pues, aunque el local está muy bien ambientado y nos resultan llamativos los cuadros de las paredes y colores del local, no podemos decir lo mismo de los platos que circulan por la mesa que tendrán una calificación de bien, normal, correcto.

Salimos del restaurante que no son ni las 23:00 pero las calles tienen aroma etílico y nauseabundo. Literalmente flipamos. Parece que estemos en plenas fiestas de San Fermín en las que la gente va pasadísima… bueno todo son estrategias para combatir el frío en esta vida. La nuestra no pasa por aquí y nos vamos a dormir que mañana es día de Top Summit a la vez que también es día de avión y regreso a casa. Este viaje es un “pim pam” pero compensamos este poco tiempo que tenemos aprovechándolo muy bien.

Hoy toca correr si queremos hacer todo lo que tenemos previsto hacer, especialmente tomar el vuelo de regreso al aeropuerto Estocolmo – Arlanda donde tenemos una arriesgada escala entre el vuelo Riga – Estocolmo y el vuelo Estocolmo – Barcelona que únicamente nos deja 60 minutos entre ambos. Pero no nos anticipemos y vayamos por orden ya que esta mañana nos aguarda el Gaizinkalns que con sus 312 metros es la máxima elevación del país. La mayor parte del territorio letón se encuentra a menos de 100 metros sobre el nivel del mar y el relieve interior del país está formado por extensas llanuras, baldíos y pantanos, así como por muchos terrenos fértiles y apenas hay elevaciones.

La cima del Gaizinkalns se encuentra cerca de la ciudad de Madona, al este del país y nos lleva 2 horas llegar con nuestro vehículo KIA. La ruta parte junto a un refugio de montaña, así como de unas instalaciones de esquí. Con 312 metros de altura los letones no harán la competencia a las pistas de esquí de los Alpes pero más vale eso que nada dicen. La ruta hasta la cumbre no presenta absolutamente ninguna dificultad ya que los 900 metros entre el inicio de ruta y la cumbre se hacen en exactamente 10 minutos. Llevé a cabo una intensa búsqueda, poco exitosa, para encontrar rutas más largas, así que de esta salida báltica no nos quedaremos tanto con la cima sino con el viaje compartido con Anna para alcanzarla.

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No estaba previsto por falta de tiempo, pero como la ruta es tan corta decidimos regresar a Riga previo paso por Cesis, una pequeña localidad situada a unos 90 kilómetros de la capital. Presenta una arquitectura medieval muy bien conservada y no os podéis perder el Castillo de Cesis así como visitar el Parque del Castillo.

Bien, supongo que queda por resolver la incógnita del vuelo Arlanda – Barcelona. Pusimos los pies fuera del avión de Riga – Arlanda a las 18:45 únicamente 30 minutos antes de la hora de despegar del Arlanda – Barcelona. Pues a las 18:58 estábamos dentro del avión que debía volvernos a casa, es decir, completamos la operación de cambio de avión en sólo 13 minutos, simplemente magistral. Ni que decir tiene que celebramos el éxito saltando y abrazándonos…las apuestas iban en nuestra contra y es que, se puede decir que tomar este segundo vuelo ha sido el verdadero “summit” del día.

Y hasta aquí esta experiencia báltica tan corta, pero a la vez tan bien aprovechada. Muy feliz por el aterrizaje de Anna en el proyecto TSOW. Los 312 metros del Gaizinkalns no valen menos que otros destinos anteriores con mayor altura, detrás de cada país y viaje hay una historia, una aventura, un capítulo más de esta gran obra que se está escribiendo. La obra debía tener un capítulo en el que Anna estuviera presente y ha estado en el capítulo 30, un número muy bonito a la vez que plasma que el proyecto se va haciendo grande y a la vez adquiriendo envergadura y dimensión.

 

GALERÍA

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